Embarcarse en un Viaje al desierto de Gobi en 4×4 es una de las formas más estimulantes de experimentar la belleza en bruto y la inmensa soledad de Mongolia. Cuando Julia y Ben emprendieron su aventura de 10 días en un Toyota Land Cruiser totalmente equipado desde Gobi.Rent, sabían que les esperaba un viaje sin igual. Desde los dramáticos acantilados del desierto hasta las dunas barridas por el viento y los remotos desfiladeros de montaña, su historia capta la libertad, los retos y los momentos inolvidables que definen el viaje por tierra a través de la naturaleza salvaje de Mongolia.
Día 1: De Ulán Bator a la selva de granito
Julia y Ben comenzaron su viaje en 4×4 por el desierto de Gobi tras una exhaustiva entrega de vehículos en la sede de Gobi.Rent en Ulán Bator. Cargaron su Toyota Land Cruiser 76, consultaron los mapas, se abastecieron de agua y tentempiés y se dirigieron al sur, hacia Baga Gazriin Chuluu. Tras horas de estepa abierta, las formaciones rocosas de granito surgían de la tierra como monumentos ancestrales. La pareja encontró un lugar tranquilo entre los acantilados e instaló por primera vez su tienda de campaña en la azotea. A medida que el sol se ocultaba en el horizonte, el silencio sólo se rompía con el crepitar de su estufa portátil y el sonido lejano del ganado pastando.
Día 2: Exploración de la estupa blanca de Tsagaan Suvarga
Levantaron el campamento temprano y continuaron su viaje por el desierto hasta Tsagaan Suvarga, también conocida como la Estupa Blanca. Los acantilados calcáreos se extendían como un paisaje lunar, rayados en tonos rosa, naranja y crema. Al llegar por la tarde, observaron cómo las formaciones cambiaban de color con la luz. Exploraron la zona a pie, fotografiando formaciones rocosas y escalando pequeñas crestas para obtener mejores vistas. Esa noche, aparcaron el Land Cruiser cerca de los acantilados y prepararon una sencilla cena de pasta al aire libre, asombrados por la inmensidad que les rodeaba.
Día 3: Hacia las montañas de Yolyn Am
El paisaje empezó a cambiar a medida que se adentraban en las montañas de Gurvansaikhan. Su objetivo era Yolyn Am, un desfiladero conocido por su hielo durante todo el año y sus estrechas paredes de cañón. La temperatura descendió drásticamente, en marcado contraste con el calor del día anterior. Tras aparcar el vehículo en la entrada del sendero, pasaron varias horas caminando por el desfiladero. El aire era fresco y la nieve y el hielo se aferraban a las grietas a la sombra. La pareja regresó a su vehículo animada y preparada para otra noche tranquila, esta vez rodeada de acantilados escarpados y sombras montañosas.
Día 4: Altos puertos y valles desérticos
La ruta les llevó por altos puertos desérticos con espectaculares vistas panorámicas. La carretera era ahora más accidentada, con tramos rocosos y grava suelta. El Land Cruiser superó todos los retos con confianza y utilizaron el compresor de aire proporcionado por Gobi.Rent para ajustar la presión de los neumáticos y mejorar la tracción. Avistaron íbices salvajes a lo lejos y sólo vieron a un puñado de viajeros en todo el día. Cuando encontraron un tranquilo campamento cerca del lecho seco de un río, se sintieron totalmente inmersos en el ritmo del Gobi: conducir, explorar, acampar y dormir bajo las estrellas.
Día 5: Llegada a las dunas de Khongor
Tras otro largo viaje en coche, llegaron a las emblemáticas dunas de Khongor. Con sus 300 metros de altura, las dunas doradas ondulaban por el desierto como olas. Un pastor local les invitó a tomar el té, y organizaron un paseo en camello al atardecer que les llevó por el borde de las dunas. Esa tarde, subieron descalzos a una de las dunas más altas y contemplaron cómo el sol desaparecía tras las arenas. Al descender, oyeron el zumbido de las dunas bajo sus pies, una vibración natural causada por el movimiento de la arena. Aquella noche, el cielo estaba repleto de estrellas y su tienda estaba situada en el confín del mundo.
Día 6: Descanso, recuperación y soledad en el desierto
La pareja decidió quedarse un día más cerca de las dunas. Pasaron la mañana descansando, limpiando su equipo y disfrutando de un lento desayuno. Por la tarde, caminaron por el cercano valle desértico y sacaron fotos de las impresionantes vistas. Julia escribió un diario mientras Ben leía a la sombra del vehículo. Sin agenda ni Wi-Fi, se sintieron más presentes que nunca. Su segunda noche cerca de las dunas fue tranquila y contemplativa, un momento para reflexionar sobre la sencillez de la vida en el desierto.
Día 7: Acantilados llameantes y fósiles antiguos
Dejaron atrás las dunas y se dirigieron a Bayanzag, conocido como los Acantilados Llameantes. Este lugar ocupa un lugar importante en la historia y la paleontología de Mongolia, ya que en él se descubrieron los primeros huevos de dinosaurio en la década de 1920. Julia y Ben llegaron justo cuando el sol empezaba a ocultarse, tiñendo los acantilados de un rojo ardiente. Caminaron por el borde de los acantilados e imaginaron lo que debieron de sentir los exploradores hace un siglo. Esa noche acamparon a la sombra de los acantilados, sintiéndose pequeños e intemporales en medio del inmenso silencio.
Día 8: Por la estepa hasta Mandalgovi
Tras varios días en la naturaleza, se dirigieron a Mandalgovi, una pequeña ciudad provincial del centro de Mongolia. Llenaron el depósito de combustible, repusieron provisiones y disfrutaron de la comida de un restaurante local. Encontraron una sencilla pensión para pasar la noche y se dieron largas duchas por primera vez en más de una semana. Aunque echaban de menos la cruda belleza del desierto, la parada les pareció necesaria: un descanso antes de la recta final hacia Ulán Bator.
Día 9: Carreteras abiertas y llanuras doradas
Julia y Ben pasaron la mayor parte del día conduciendo hacia el norte a través de ondulantes paisajes esteparios. Las carreteras asfaltadas facilitaron el viaje, y por el camino se cruzaron con pastores, caballos salvajes y gers dispersos. Se detuvieron con frecuencia para hacer fotos, tomar café junto a la carretera y disfrutar de sus últimos momentos de soledad. Por la noche, acamparon por última vez a una hora de la capital, reacios a abandonar el espíritu del viaje.
Día 10: De vuelta a la ciudad
La pareja regresó a Ulán Bator con un vehículo polvoriento y una amplia sonrisa. Devolver las llaves a Gobi.Rent fue el final de algo realmente especial. El Land Cruiser se había convertido en algo más que un medio de transporte: era su refugio, su cocina y su compañero constante. Después de recorrer casi 1.500 kilómetros, estaban cansados, quemados por el sol y completamente transformados por la experiencia.
“Devolver el coche fue como despedirse de un amigo. Ese Land Cruiser nos llevó a través de todo”.”
Por qué Gobi.Rent marcó la diferencia
Julia y Ben eligieron Gobi.Rent para su viaje en 4×4 por el desierto de Gobi por la libertad y la calidad de la experiencia. Su Toyota Land Cruiser 76 2023 venía totalmente equipado con una tienda de campaña en el techo, mobiliario de acampada, utensilios de cocina y herramientas todoterreno esenciales, como un compresor de neumáticos, tablas de recuperación y bidones. Apreciaron el GPS y los mapas en papel, así como la tarjeta SIM local y la asistencia 24 horas al día, 7 días a la semana. Sobre todo, les encantó la flexibilidad para explorar Mongolia a su aire.
¿Preparado para tu propio viaje en 4×4 por el desierto de Gobi?
Si está listo para seguir su propio rastro en la vasta naturaleza de Mongolia, Gobi.Rent le proporciona los vehículos, las herramientas y los consejos para hacerlo realidad. Más información sobre el viaje en coche de 10 días aquí o empiece a crear su itinerario personalizado en www.gobi.rent.
 
															




